domingo, 29 de noviembre de 2009

El legado de la libertad


REPORTAJE: ESPECIAL BICENTENARIO Historia

John Lynch, biógrafo de Simón Bolívar y de José de San Martín, reivindica la figura de los dos grandes héroes de la independencia. "Ejercieron un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos fueron modélicos"
FERNANDO GUALDONI 28/11/2009

Una legión de ordenanzas, desde la ciudad de Panamá hasta Tierra del Fuego, se afana en sacarle brillo a los miles de retratos de Simón Bolívar y José Francisco de San Martín que presiden las aulas, cuarteles y ministerios desde hace casi dos siglos. Son los rostros mitificados de los dos máximos libertadores de América del Sur que suelen compartir pared con Jesucristo crucificado. Son los héroes intocables. Aunque el legado de ambos se ha utilizado como al gobernante de turno le viniera mejor, sus vidas han estado por encima de todo, como si hubiesen sido sobrehumanos.

Gritos de independencia

"El descontento que generó el movimiento independentista fue una reacción a la política de los Borbones hacia la región"

"San Martín y Bolívar no fueron caudillos". "Ambos primaron los intereses americanos frente a los de sus países y los suyos propios"

"Las dictaduras no constituyen toda la historia de Latinoamérica. Pero aun en los regímenes constitucionales quedaron rastros del pasado"
Ningún latinoamericano gusta de asumir que ambos libertadores acabaron su obra apesadumbrados. Los dos empezaron su lucha como auténticos republicanos y la terminaron coqueteando con la monarquía. Bolívar llegó incluso a redactar una Constitución vitalicia y con derecho a elegir sucesor. San Martín abandonó su Argentina natal y murió en el exilio en Francia, mientras que su par venezolano falleció enfermo en Colombia, poco después de que su sueño de una América unida se hubiera roto para siempre.

"San Martín y Bolívar pueden describirse como herederos del absolutismo ilustrado, ambos creían que la mejor forma de servir a la independencia era a través de gobiernos fuertes que impusieran el cambio social contra los intereses de los terratenientes", explica el prestigioso hispanoamericanista John Lynch. Para este profesor, "criticar a ambos por haber acabado sus vidas siendo absolutistas conservadores en vez de demócratas liberales es sacar las cosas de quicio. Ninguno de los dos podía satisfacer todos los intereses y no eran tan idealistas como para llevar a sus países hacia la destrucción en una vaga búsqueda de la igualdad. Tuvieron dudas legítimas sobre cuál era el nivel de libertad apropiado y hasta dónde los diferentes grupos opuestos podían actuar sin poner en peligro la propia existencia de los nuevos Estados. Respecto al ejercicio de un liderazgo desinteresado, sin esperanzas de obtener privilegios, ambos libertadores fueron modélicos".

El profesor Lynch, de 82 años, declinó la oferta de hacer una entrevista en Londres por problemas de salud y prefirió hablar sobre las independencias hispanoamericanas desde su ordenador. A través del ciberespacio, el director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres -hoy Instituto de las Américas- desde 1974 a 1987 reflexiona sobre los acontecimientos de hace 200 años y cómo éstos aún marcan la vida de los hispanoamericanos. Es un ir y venir de preguntas que podría prolongarse infinitamente.

Lynch conoce la vida de los libertadores como pocos. En 2006 publicó la biografía de Bolívar y hace sólo unos meses la de San Martín (Yapeyú, 1778-Francia, 1850), las dos en la editorial Crítica. No sólo relata sus vidas, sino que contextualiza minuciosamente sus decisiones. Desde la grandeza hasta las intrigas y la rivalidad que pudo haber entre los dos... Todo está en esos textos. En las biografías aprovecha para poner en primer plano y con lujo de detalles la sociedad hispanoamericana de la primera mitad del siglo XIX. Son el complemento de otros dos textos clave de Lynch para entender la construcción de los nuevos Estados: Las revoluciones hispanoamericanas, 1808- 1826 (Ariel, 1989) y Caudillos en Hispanoamérica, 1800-1850 (Mapfre, 1993).

Bolívar, nacido en Caracas el 24 de julio de 1783, era hijo de un terrateniente y comerciante criollo de buena posición. La familia llegó a solicitar un título nobiliario cuya tramitación nunca se concretó. El joven Simón se educó en su tierra natal, pero su fortuna le permitió, siendo aún adolescente, viajar a Europa. Contrajo matrimonio a los 19 años con María Teresa Rodríguez del Toro en Madrid. Ella murió menos de dos años después de fiebre amarilla y él nunca volvió a casarse. Dedicó su vida a conjugar la política, la diplomacia y la guerra.

El 25 de febrero de 1778 nació San Martín en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, Argentina. Allí estaba destinado su padre, un militar palentino, para administrar los bienes que habían dejado los jesuitas tras su expulsión. A los siete años regresó a España y con apenas 11 se enroló en el Regimiento de Murcia. Combatió en Melilla y Orán y contra los franceses en Bailén. Renunció al Ejército español en 1811.

Por entonces, tanto Bolívar como San Martín supieron advertir la debilidad de España como potencia imperial y la importancia de Gran Bretaña como aliado. Bolívar, asegura, Lynch, valoró que Londres "proporcionaba a Hispanoamérica la protección que ésta necesitaba: la Marina británica, en pos de los intereses británicos [sobre todo comerciales], impediría cualquier agresión europea en las Américas".

"Las crecientes demandas económicas de las colonias españolas son un aspecto importante de la independencia y San Martín y Bolívar fueron conscientes de ello. Sin embargo, ésta no es la explicación fundamental de la crisis. El Gobierno de los Borbones cambió el carácter del Estado colonial y el ejercicio del poder en América. Carlos III y sus ministros sabían menos de la América española que los historiadores modernos. Los datos los tenían. Los informes de las capitales virreinales ya habían empezado a registrarse en el Archivo de Indias. Pero nadie los leía o, si lo hacían, no los entendían. El pasado fue ignorado, hasta repudiado. El reinado de los Habsburgo se había relacionado con sus colonias a través del consenso y, desde 1650 hasta 1750, había permitido a los criollos tener acceso a la burocracia y los negocios. Los americanos desarrollaron un mercado interior pujante", explica el historiador.

"Pero, a partir de 1750, los Borbones decidieron poner fin a esta anomalía y volver a los tiempos en que se degradaba a los criollos. El objetivo era restaurar la grandeza imperial de España, y al hacerlo, alienar a la élite criolla que vio cómo el Gobierno y la economía de América pasaba a manos exclusivas de los españoles peninsulares", recuerda el hispanoamericanista. "Esta deconstrucción del Estado criollo, este proceso de desamericanización de América, fue el disparador de las revoluciones por la independencia. Fue este absolutismo colonial el que generó los movimientos de resistencia que acabaron dirigiendo San Martín y Bolívar".

Los libertadores estuvieron a punto de encontrarse a finales de 1811 en Londres, pero San Martín llegó poco después de que Bolívar y otro venezolano, Francisco de Miranda, marcharan a América a impulsar el movimiento independentista. Miranda, considerado por muchos historiadores el padre de la emancipación americana, fue más tarde acusado por Bolívar de traidor a la causa y entregado por éste al Ejército español. El militar, que había luchado en la Revolución Francesa y la independencia de Estados Unidos, murió enfermo en una prisión de Cádiz en 1816. Más de un estudioso ha interpretado que Bolívar traicionó a Miranda para ser la única cabeza del movimiento revolucionario.

En 1822 en Guayaquil, tras el único encuentro que mantuvieron los dos libertadores, San Martín también se marchó con la sospecha de que Bolívar le había negado el apoyo militar necesario para acabar en Perú la guerra contra España con el fin de convertirse en el único héroe de la gesta. "San Martín nunca pudo explicarse a sí mismo o a otros las razones de la negativa. Es plausible creer que Bolívar quiso quedarse con toda la gloria", reconoce Lynch. Dos años más tarde, el mariscal Antonio José de Sucre, el oficial favorito de Bolívar, libró en Ayacucho la última batalla por la independencia.

Mucho antes de la victoria final sobre el Ejército español, San Martín y Bolívar se habían dado cuenta de que las luchas intestinas por el poder en América del Sur iban a ser un peligro mucho mayor que la Corona. El general argentino armó el Ejército de los Andes, cruzó la cordillera para emancipar Chile con escasa ayuda de Buenos Aires y se embarcó para liberar Perú desobedeciendo órdenes del Gobierno porteño, mientras que el venezolano vio cuestionada su autoridad por los dirigentes locales en varias ocasiones. Llegó a sofocar sin piedad una revuelta de los mestizos encabezada por Manuel Piar, un general muy cercano al libertador.

"El caudillismo es la forma primitiva de la dictadura moderna y no deriva del colonialismo español. España gobernaba América Latina a través de las instituciones tradicionales de la propia monarquía -virreyes, gobernadores, audiencias-, no a través de los caudillos. Pero el derrumbe de los Borbones en 1808 dejó un vacío de poder en América que los líderes locales se apresuraron a llenar", reflexiona Lynch. "El caudillismo es, pues, un producto de las guerras de independencia, cuando los líderes regionales pudieron reunir los hombres y los recursos y, a través de ellos, ejercer el poder y el clientelismo político. Tras la independencia el caudillismo continuó desarrollándose, aunque no de forma ininterrumpida. La dictadura de Rosas en Argentina y más tarde el Gobierno de Perón tenían sus señas: absolutismo, exclusivismo y abuso del patronazgo. Estadistas como San Martín y Bolívar no fueron caudillos. Ellos no tuvieron una base económica personal o de fortaleza social para alzarse como tales".

A menudo, cuenta el profesor, se le pregunta si Hugo Chávez, que ha cambiado el nombre de su país por el de República Bolivariana de Venezuela, puede invocar a Bolívar como modelo. "Para responder menciono tres cuestiones: en primer lugar, se llama a sí mismo un "revolucionario bolivariano" y habla de establecer un Estado socialista. Bolívar nunca promovió una revolución social ni pretendió hacerlo. La redistribución de la tierra, la igualdad racial, la abolición de la esclavitud, los decretos a favor de los indios eran las políticas de un reformista, no de un revolucionario. Bolívar era demasiado realista para creer que podía cambiar la estructura de la sociedad de América del Sur por la imposición de leyes o políticas inaceptables para los principales grupos de interés. La segunda cuestión se refiere a las relaciones internacionales. Bolívar cultivó el apoyo de las grandes potencias, no de los países marginales. Mantuvo cierto recelo hacia Estados Unidos pero admiraba cómo este país había encarnado los ideales de igualdad y libertad. Fue deferente hacia el poder imperial de Gran Bretaña. El comercio y las inversiones británicas los vio como un beneficio, no como una amenaza. La tercera cuestión es tal vez la única que le da la razón a Chávez. Una de las ideas más controvertidas de Bolívar era que los presidentes debían servir de por vida y tener el poder de nombrar a su sucesor. Y el historial de Chávez muestra que él siempre está hambriento de poder".

El argentino Juan Manuel de Rosas, el venezolano José Antonio Páez, el mexicano Antonio López de Santa Anna o el guatemalteco Rafael Carrera, entre otros, fueron los precursores de un modelo de gobierno que ha perdurado en América Latina, un sistema personalista sustentado en la relación patrón-cliente. "La figura del caudillo, que normalmente procedía de una base de poder regional, supuso uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de las naciones. La soberanía personal destruía las constituciones. El caudillo se convirtió en el Estado y el Estado en propiedad del caudillo. Paradójicamente, los caudillos también pudieron actuar como defensores de los intereses nacionales contra las incursiones territoriales, las presiones económicas y otras amenazas externas, fomentando, asimismo, la unidad de sus pueblos y elevando el grado de conciencia nacional. Los caudillos eran representantes y a la vez enemigos del Estado-nación", aclara Lynch. "La historia de las dictaduras no constituye toda la historia de Latinoamérica. Pero aun en los regímenes constitucionales quedaron rastros del pasado. Desde el caudillismo primitivo, pasando por la dictadura oligárquica, hasta los líderes populistas, la tradición del caudillo fue dejando huella en el proceso político. Quizás la cualidad más importante de los caudillos, que les sirvió para sobrevivir a los avatares de la historia, haya sido el personalismo, descrito por un historiador como la sustitución de las ideologías por el prestigio personal del jefe".

Los libertadores fueron capaces de advertir muchos de los males que azotarían a la región en los años venideros. En su carta de despedida del pueblo peruano, San Martín alertó sobre el peligro de los golpes de Estado: "Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. La presencia de un militar afortunado por más desprendimiento que tenga es temible a los Estados que de nuevo se constituyen...", escribió el 30 de septiembre de 1822. Esa misma noche se embarcó rumbo al exilio.

Simón Bolívar plasmó su decepción en noviembre de 1830 en una carta al general Flores, el primer presidente del flamante Ecuador: "Usted sabe que he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: 1. La América es ingobernable para nosotros. 2. El que sirve a una revolución ara en el mar. 3. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4. Este país caerá infaliblemente en manos de una multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas...".

A pesar del desencanto, John Lynch acaba las dos biografías convencido de que ambos libertadores fueron hombres tenaces que llevaron sus ideales hasta las últimas consecuencias. Tal vez acabaron sus vidas con cierto sabor amargo, pero convencidos de su obra. Ambos primaron los intereses americanos frente a los de sus países y los suyos propios. San Martín nunca pretendió una unión regional. No ignoró las diferencias entre Argentina, Chile y Perú; y las asumió con el mayor pragmatismo. Bolívar sí mantuvo durante 12 años su sueño de la Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador juntos). Y aun quebrado su proyecto, preservó la ilusión de una América libre e igualitaria hasta el último aliento.

"En la víspera de los bicentenarios de las independencias", reflexiona Lynch, "España puede argumentar que su imperio en América no fue malvado. Hay muchas cosas de las cuales puede enorgullecerse: la organización de las instituciones, el desarrollo económico y la educación de los pueblos, entre otras cosas. El descontento de los criollos que generó el movimiento independentista no fue el resultado de tres siglos de opresión despiadada, sino una reacción a la política de los Borbones hacia la región y a los acontecimientos de 1808".


Gritos de independencia
El primer levantamiento independentista se produce en Charcas, hoy Sucre, en Bolivia el 25 de mayo de 1809. A su vez en todo el continente, para evitar una confrontación militar, los patriotas hispanoamericanos propusieron una fórmula de transición basada en traspasar la autoridad política a los cabildos capitalinos transformados en Cabildos Abiertos, y éstos en Juntas de Gobierno regionales, elegidas por el pueblo, y consideradas como la máxima autoridad. Uno de los primeros en poner en marcha estos cabildos autogestionados fue México (que proclamó la independencia en 1813). La instauración de estos Cabildos, primer paso para la independencia, fue la siguiente: Caracas el 18 de abril de 1810 (con la independencia sellada tras una batalla el 24 de mayo de 1821), virreinato de Río de la Plata con el cabildo de Buenos Aires el 25 de mayo de 1810 (independencia definitiva en 1816), virreinato de la Nueva Granada con el cabildo de Santafé de Bogotá el 20 de julio de 1810 (independencia definitiva de Colombia en 1819), Capitanía General de Chile con el cabildo de Santiago de Chile el 18 de septiembre de 1810 (independencia definitiva 1818) y Quito el 19 de septiembre de 1810 (Guayaquil proclama la independencia en 1820 y Quito en 1822). -

San Martín. Soldado argentino, héroe americano. John Lynch. Traducción de Alejandra Chaparro. Crítica. Barcelona, 2009. 416 páginas. 28 euros.

PARA AMPLIARSUS CONOCIMIENTOS DE HISTORIA DE VENEZUELA LE RECOMENDAMOS NUESTRO BLOG VENEZUELA DE ANTAÑO

sábado, 7 de noviembre de 2009

El arpa venezolana

Arpa llanera
De Wikipedia, la enciclopedia libre

El arpa llanera es un instrumento de cuerda diatónico Creado originalmente en la región occidental de
href="http://es.wikipedia.org/wiki/Venezuela">Venezuela
y utilizado también en Colombia. De la familia del arpa, tiene 32 o 33 cuerdas de diferentes calibres y organizadas en la escala musical según el grosor y carece de pedales para lograr las alteraciones. Regularmente es construida en cedro, pino y otras maderas resistentes. Se utiliza laca transparente en su pintura para que no pierda sonoridad. Es ejecutada en la música llanera.
ARPA LLANERA
Cordófono de ejecución digital. Este instrumento está compuesto por una serie de cuerdas paralelas sujetas a un marco triangular, formado por: la caja de resonancia, el clavijero y el mástil.
La caja de resonancia es de forma piramidal. En su cara principal van sujetas las cuerdas. El clavijero encaja uno de sus extremos en el vértice de la caja de resonancia y el otro en el mástil, el cual sirve de puntal entre la base de la caja y el otro extremo del clavijero.
El arpa llanera se caracteriza por utilizar cuerdas de nylon y se utiliza en la interpretación de pasajes y golpes de joropo en los llanos venezolanos.
Fuentes:• Nuestra Tradición Popular, Tomo I (1999) [CD-ROM]Imagen: Archivo Audiovisual FUNDEF


ARPA TUYERA

El Arpa Aragüeña es un cordófono de ejecución digital, que no posee dispositivos para modificar su afinación. Este instrumento está compuesto por una serie de cuerdas paralelas sujetas a un marco triangular, formado por: la caja de resonancia, el clavijero y el mástil.
La caja de resonancia es de forma piramidal. En su cara principal van sujetas las cuerdas y en ella se encuentran cuatro agujeros de diferentes tamaño y ubicaciones, que permiten amplificar el sonido. El clavijero encaja uno de sus extremos en el vértice de la caja de resonancia y el otro en el mástil, el cual sirve de puntal entre la base de la caja y el otro extremo del clavijero.
El arpa aragüeña tienen treinta y cinco cuerdas, divididas en doce cuerdas de acero para el registro agudo y veintitrés para medio y grave. Se ejecuta con ambas manos, la izquierda para puntear el registro grave y la derecha el agudo.
El arpa aragüeña es utilizada en la interpretación de joropos tuyeros como solista o acompañado de un cantante, quien a su vez ejecuta un par de maracas. Este conjunto recibe el nombre de arpa, maraca y buche.

Cuál es el origen del Arpa?

El arpa llega a América junto con los colonizadores y viene precedida de un alto reconocimiento en las esferas palaciegas como en el ámbito popular. En Venezuela desde el siglo XVII aparece abundante documentación referida a la introducción del arpa, tanto de la cultivada en Europa como de la que llega a América, y que se mantiene en uso actualmente a escala popular y que es un modelo similar al que se venía usando desde el período medieval, esto es, el arpa pequeña, diatónica.

En Venezuela el arpa se ha consustanciado con la música y el baile del joropo.


Básicamente consiste en una serie de cuerdas paralelas sujetas a un marco triangular, formado por:



la caja de resonancia, el clavijero y el mástil. La caja de resonancia, de forma piramidal en su cara principal tiene centrada una vena que sujeta las cuerdas, además de cuatro orificios, a diferentes alturas y tamaños, que permiten la expansión del sonido.

El clavijero, cuya forma ondulada modula la tensión de las cuerdas, encaja uno de sus extremos en el vértice de la caja de resonancia. El mástil sirve de puntal entre la base de la caja y el otro extremo del clavijero.

En Venezuela existen dos modalidades de arpa: la llanera y la tuyera, a pesar de interpretar especies de un mismo género, el joropo, varían notoriamente los respectivos estilos en cuanto a forma y melodía y en atención al número de cuerdas y al material de que están hechas, a la forma de la caja de resonancia y a la disposición de las clavijas utilizadas para tensar las cuerdas, cuyo número oscila entre 30 y 37.


El arpa tuyera se cultiva en los estados centrales, sobre todo en Aragua y Miranda, posee treinta y cinco cuerdas afinadas en escalas diatónicas, divididas en doce cuerdas de acero para el registro agudo y veintitrés que forman los registros medio y grave. Las cuerdas de metal, dan la característica tímbrica de este tipo de arpa. Se ejecuta con ambas manos: la izquierda puntea el registro grave y la derecha el agudo. Esto crea dos voces melódicas claramente diferenciables que son tratadas en forma contrapuntística. Su caja de resonancia es más ancha que la del arpa llanera y las clavijas están colocadas en una sola línea.

Puede tocar los joropos tuyeros como solista, pero generalmente forma grupo con un cantante, quien a su vez ejecuta un par de maracas, recibiendo el conjunto la denominación local de arpa, maraca y buche.





El arpa llanera es un instrumento típico musical de la región oriental Colombo-venezolana, tiene 32 ó 33 cuerdas en nylon de diferentes calibres y organizadas en la escala musical según el grosor, es de caja de resonancia angosta, las clavijas están colocadas en doble línea.





Regularmente es construida en cedro, aunque existen fabricantes que utilizan el Pino y otras maderas perdurables y resistentes.

El arpa llanera está muy relacionada con las expresiones artísticas y musicales del oriente colombiano, adquiriendo desde sus inicios un valor de "propiedad" regional sobre el instrumento.

En Venezuela se utiliza principalmente en los estados Guárico, Barinas y Apure. Los arpistas venezolanos afinan el arpa hasta de seis maneras diferentes; algunos la afinan simultáneamente en el tono y su relativo y otros en dos tonos.

Las modulaciones a la quinta superior o al relativo menor la logran pisando con la uña del pulgar de la mano izquierda la parte superior de la cuerda próxima a la clavija. El arpa venezolana tiene una técnica de ejecución diferente a la utilizada en otros países de América y se destaca por el punteo que se hace de las melodías con su acompañamiento, logrando así una ejecución parecida a la del clave.

Cuál es el origen de la música folclórica venezolana?
La música de tradición oral venezolana es el resultado de un largo y complejo proceso cuyos principales componentes son:

1) la música española: Desde el siglo XVI al XIX la música y la cultura española transplantadas ejercen dominio casi absoluto, lo cual es fácil de entender por las siguientes razones:
a) el prestigio de una cultura y el poderío de una nación que en el siglo XVI fue centro irradiante en Europa y en América;
b) el idioma;
c) la poesía tradicional (coplas, romances, décimas) que constituyen la casi totalidad del acervo folclórico venezolano
y d) la religión cristiana.

2) La música y danzas europeas que desde la colonia se practicaban en las ciudades.

3) La música y danza de origen africano que llegaron con los contingentes de esclavos, aportando una gran riqueza en giros rítmicos y danzarios y en instrumentos musicales.
Y 4) La música indígena de los grupos que habitaban y habitan estos territorios, y que quizá es la que menos influencia tuvo debido a las prohibiciones que desde los primeros años de la colonia les impusieron las autoridades eclesiásticas para evitar sus manifestaciones "paganas". Es indudable la ascendencia de estos elementos en la música folclórica venezolana, los que consciente o inconscientemente se ponen de manifiesto.

La localización geográfica de los grupos humanos pobladores de las distintas regiones de Venezuela, contribuye a ofrecer un panorama significativo de la gran variedad de formas y estilos, que por razones de transculturización se fueron adaptando. Así es que en los enclaves españoles de la región andina y central, predomina la música de tradición hispánica; en las zonas costeras, los ritmos y danzas africanas, y en las zonas selváticas, último reducto de los grupos indígenas, predominan sus manifestaciones musicales propias.
La música venezolana se reafirma en el arpa criolla
El arpista Fernando Guerrero lanza la segunda edición de su investigación

Fernando Guerrero tañe por igual el arpa de pedal y la criolla (Cortesía)
Venezuela redescubre el arpa criolla, gracias al libro de Francisco Guerrero, El arpa en Venezuela. El autor tañe por igual el arpa criolla y la de pedales o clásica -la que vemos en las orquestas sinfónicas-, sin embargo, en su saber trata de unificar ambos instrumentos, y asegura que esa arpa que se toca en los llanos es la misma arpa española del siglo XVI, que en España tratan de rescatar al darla por perdida, y resulta que los llaneros la han mantenido intacta. "El corrido, el romance, desapareció en España; pero está aquí.
Pon que se haga en Colombia o en México, pero no con el arpa y los paraguayos tocan música de autor. Tengo la idea de que Venezuela es una especie de repositorio de técnicas arpísticas, la de tres dedos, que se utilizaba en la España medieval. De pronto se viene un pelotón de musicólogos españoles: ¡déjense de buscar allá, que no van a encontrar nada! Cuando quieras ver cómo funcionaba la música española del siglo XVI vente para acá para el llano o al Tuy".

Guerrero comenta que la idea del libro surgió por sugerencia del musicólogo venezolano José Peñín, quien en sus clases lo instó a que escribiera sobre el arpa: "este libro comenzó por la parte de atrás, el Seis por derecho, que fue mi primer trabajo. Lo transcribí a pentagrama, hice el arreglo y lo grabé. Luego el libro fue creciendo, y en estos diez años amplié mucho la parte histórica". Relata Guerrero cómo el arpa se asentó en Venezuela, México, Paraguay y Perú, cómo desapareció en Argentina, Filipinas y los demás países, así como la influencia de Juan Vicente Torrealba en las dimensiones actuales del arpa criolla. "Torrealba comenzó a tocar arpa tardíamente, pero no le gustaban las arpas que se tocaban en el llano en su tiempo.
Junto con un constructor de apellido Cabrera decidieron estandarizar el tamaño del arpa
Torrealba es un tipo fornido, y adaptó el arpa llanera a su contextura personal, y le agrega unas cuerdas. Las arpitas tenían unas 30 cuerdas y él le agrega seis más. Con la música de Torrealba, esa arpa se volvió un éxito y todo el mundo quería tener una torrealbera". Guerrero apunta que actualmente Carlos "Metralleta" Orozco utiliza un arpa pequeña, rememorando las primeras arpas criollas.
Sobre por qué no se investigó este tema arpístico antes, el estudioso afirma que "se trata de un instrumento demasiado popular, como el cuatro", y todos los historiadores de la música, incluyendo José Antonio alcaño, lo ignoraron; pese a que en Venezuela hay un aporte al arpa, con sus dos tipos: la llanera y la tuyera o central.
Ana María Hernández G.